La iconografía de la Virgen es muy variada y responde a diversas devociones:
+ La Dolorosa es una iconografía habitual ya que expresa el dolor por la muerte de un ser querido. Las más interesantes son esculturas de bulto redondo y tamaño cercano al natural, muy similares entre sí pero con las diferencias suficientes para demostrar que no es un trabajo en serie. Se pueden datar en los años 1910-1930 y llegan a Calahorra de la mano del taller Buzzi-Gussoni. Se pueden ver obras similares en Tudela, Zaragoza y Logroño. En los años 40 fue una representación habitual en el centro de algunas cruces seriadas y la imagen se trasladó posteriormente a pequeños tondos.
+ La Virgen del Pilar es poco frecuente y los ejemplares más interesantes desde el punto de vista artístico datan del primer cuarto del siglo XX. Por supuesto, existen ejemplares posteriores, incluso de plástico.
+ La presencia de la Inmaculada es habitual en las cruces de fundición, con pequeñas figuritas de la Virgen en pie, en actitud orante a veces flanqueada por guirnaldas de flores. Tampoco faltan en sepulcros más recientes.
+ La Virgen del Carmen es sin duda la imagen más repetida. Según la tradición, la Virgen se apareció a San Simón Stock en 1251 y le prometió preservar del fuego del infierno a los que murieran revestidos con el escapulario de la orden carmelita. A esto hay que añadir la gran devoción a la Virgen del Carmen del convento de Calahorra. La cronología de estas imágenes es muy variada, desde las primeras décadas del siglo XX hasta la producción seriada e industrial más reciente. Las más interesantes pueden datarse en el primer tercio del siglo XX. Son imágenes de bulto redondo y relieves que muestran a la Virgen de pie o sentada, de cuerpo entero o medio cuerpo, en visión frontal o en escorzo. Ejemplares posteriores de fabricación industrial pueden encontrarse tanto en escultura exenta como en relieves circulares u ovalados colocados en el centro de una cruz.
En sepulturas más modernas aparecen otras advocaciones como la Virgen de Fátima o la Virgen con el Niño como Sedes Sapientiae. También se enriquece el abanico de materiales ya que a la tradicional piedra se añade el grabado sobre mármol y la xerigrafía en azulejo cerámico.