Proyecto original

La desaparición de las Actas Municipales de la década de los años 80 del siglo XIX impide conocer los inicios del proceso constructivo. El Archivo Municipal conserva el proyecto original del cementerio pero desconocemos si hubo un concurso de proyectos, si fue un encargo directo al arquitecto o una iniciativa personal suya. El proyecto está fechado en Soria el 17 de diciembre de 1885 y firmado por el calagurritano Saturnino Martínez Ruiz, arquitecto aprobado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1869 y que despliega su actividad especialmente en las ciudades de Logroño, Soria y Burgos.

El proyecto acata la legalidad vigente en todos sus aspectos (ubicación, tipo de suelo, distancia respecto al núcleo urbano, dimensiones, dependencias, cementerio civil) y carece de nichos como estaba estipulado por la legislación provincial. El recinto presenta una estructura cuadrangular cerrada con una tapia de albañilería y una estructura interna ortogonal con manzanas cuadrangulares separadas por calles que se cruzan de manera perpendicular. Toma del modelo ilustrado de cementerio la ordenación en función de calles rectilíneas, concediendo mayor importancia a la que une la portada monumental y la capilla. Pero como cementerio de la segunda mitad del siglo XIX incluye el arbolado, tanto flanqueando las calles como en el interior de las manzanas. El arquitecto ha optado por el decoro, la austeridad y la religiosidad y de ahí las estructuras simples, ordenadas y con una decoración basada en la tradición. Los edificios enmascaran su función funeraria y no se adscriben a ninguna corriente artística; son estructuras sobrias y funcionales, en las que prima la higiene antes que el estilo artístico.

Una vez obtenido el permiso para la construcción (Real Orden de 17 de Enero de 1887), la obra fue publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Logroño (2 de Abril de 1887) y adjudicada a Ramón Gastón y Bergües. La dirección de obra recayó en Santiago Escribano y Benito. Durante la construcción surgieron algunos problemas de cimentación en la zona este, donde estaban enterrados los fallecidos a consecuencia del cólera, problemas que se solucionaron volteando arcos sobre pilares. Las obras terminaron en Agosto de 1888 y el recinto fue bendecido por el obispo de la diócesis, Antonio María Cascajares, el 7 de Noviembre. El Reglamento que debía regir cualquier actividad dentro del recinto del cementerio fue aprobado por el Ayuntamiento el 26 de agosto de 1888. El cementerio construido se ajusta fielmente a lo proyectado salvo el cementerio civil, que se adosó a la capilla por su lado Este y la casa del conserje, que se adelantó a propuesta del arquitecto provincial Francisco de Luis y Tomás.