Otro tipo de cerramiento de gran importancia son las pilas unidas con cadenas, barras o cintas de hierro. Existen dos tipos de pilas atendiendo al material: las de piedra y las de fundición. Las de piedra presentan mayor pervivencia y evolución (c. 1900-1940), desde las abalaustradas a las lisas más modernas, pasando por las cruces cubo modernistas, bloques cúbicos de piedra con una cruz labrada en cada cara. Las pilas de fundición son muy variadas y pueden distinguirse tres grupos diferenciados. Un nutrido grupo corresponde a las pilas torneadas, que imitan el trabajo de la madera labrada a torno, con piezas caracterizadas por los estrechamientos y ensanchamientos pero siempre con una superficie continua y pulida. El segundo grupo son las pilas lisas, de barra cilíndrica de hierro, muy escasas. Más interesante es el tercer grupo, compuesto por los balaustres de fundición, que combinan partes arquitectónicas a modo de columnas, pilares o basas con mazorcas vegetales, anillos moldurados, cubos, asas y piezas torneadas. Pueden terminar en forma apuntada, de piña, o con elementos decorativos como flameros o vasos velados. Las pilas de hierro fundido parecen más antiguas y desaparecen a partir de 1910.
Uniendo las pilas encontraremos barras cilíndricas de hierro, cintas de hierro (lisas o torsas) y cadenas de todo tipo, desde las más simples a las que combinas distintos tipos de eslabones. De las cadenas penden a veces cruces de chapa o de fundición.