Ampliación

Tras el ensanche de 1932-1933, desde 1938 se combatieron los problemas de saturación mediante la construcción de nichos adosados a la tapia del cementerio. Terminado el espacio disponible en los lados Este y Norte, en 1963 comenzaba la construcción de nichos en la parte Oeste. Teniendo en cuenta que no podían adosarse a la tapia Sur por la presencia de numerosos enterramientos, los problemas de espacio resultaban acuciantes y la corporación municipal planteó de manera definitiva la ampliación del recinto. El Ayuntamiento disponía de los terrenos situados al Sur del camposanto, por lo que se planificó la ampliación por dicho lado y el arquitecto José María Carreras realizó el proyecto. Sin embargo, la adquisición de la granja “La Planilla” por parte de la Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja permitió la ampliación hacia el Oeste, solución más económica puesto que no implicaba el derribo de la antigua cerca ni el traslado de la puerta.

 El Ayuntamiento adquirió el terreno en 1966. No hubo una planificación global sino que las decisiones se tomaron paulatinamente, siguiendo el curso de los acontecimientos y fueron condicionadas por las necesidades de cada momento. La parcela ampliada fue dividida en dos partes, una cuadrangular que lindaba con el cementerio existente, y otra aproximadamente triangular situada al oeste. El primer recinto se cercó en 1968 ya que estaba prevista la inmediata construcción de nichos, lo que efectivamente ocurrió. Su planificación tampoco fue rápida y no terminó hasta 1985. El segundo recinto quedó sin cercar hasta 1970 y su distribución y planificación fue todavía más tardía. Aunque hubo algunas propuestas en 1968-1970 para construir panteones y reservar parte del terreno a otras religiones, no hay un plan de conjunto para esta zona hasta 1994.

 La ampliación tuvo dos consecuencias. En primer lugar, obligó a la demolición de la antigua sala de autopsias para abrir un acceso a los nuevos terrenos. En segundo lugar, trajo consigo un cambio en la concepción del camposanto ya que supuso el triunfo de otro modelo, caracterizado por la repetición de bloques de nichos sin ningún valor artístico que han convertido esta zona en un espacio duro, seco, sin vegetación ni sombra, una auténtica construcción para la muerte, uniforme, cómoda, sencilla, funcional y económica.