Eclecticismo

Las sepulturas más antiguas son básicamente eclécticas. El clasicismo dieciochesco había derivado en un academicismo frío que desde más o menos 1880 adopta elementos de otras corrientes. Por eso hablamos de un eclecticismo de base clasicista con toques historicistas y modernistas, que emplea un lenguaje grandilocuente. En Calahorra es más frecuente en los años 1890-1920.

Los sepulcros más simples son los de cabecera en forma de estela de cuerpo rectangular o trapezoidal con de remate curvo, apuntado o acampanado, siempre de gran austeridad decorativa. Suelen coronarse con una cruz. De gran simplicidad, se relacionan con las obras proyectadas por el maestro de obras Hermenegildo Vivanco y, quizás, con la producción del tallista Felipe Saralegui.

Otras sepulturas más decoradas incorporan elementos del lenguaje clásico como columnas, pilastras, tenantes, arcos, entablamentos y frontones. A los elementos decorativos derivados del orden (basas, capiteles y frisos) añade objetos simbólicos como antorchas, relojes de arena alados o pirámides. La decoración vegetal es escasa aunque está presente en guirnaldas y coronas.

A este eclecticismo adscribimos los primeros panteones-capilla erigidos y un grupo de sepulturas en forma de túmulo de piedras coronado con una cruz formada por dos troncos clavados, a veces cubierta con un sudario. Evocan el Gólgota y se pueden acompañar de decoración vegetal y flameros. Es un modelo muy habitual en la época y de gran pervivencia, que se puede encontrar también en cementerios de otras ciudades como Barcelona, San Sebastián, Zaragoza, Logroño y Haro.

También existen sepulcros dominados por una gran cruz con florón central vegetal y están realizadas por el escultor y marmolista Ubaldo Puras. Este escultor trabajó en Calahorra tan solo durante el periodo 1890-1900, trasladándose a Logroño y posteriormente a Haro, donde también firma sepulturas.